Se suele utilizar desde anestesia local, acompañada o no de sedación, hasta anestesia general en casos más complejos. Se pueden operar a la vez los cuatro párpados o solo los superiores o inferiores, según cada caso.
Blefaroplastia superior: La cirugía consiste en resecar la piel sobrante en el párpado superior, músculo orbicular en ocasiones y bolsas grasas cuando éstas protruyen y dan sensación de exceso de volumen. La cicatriz resultante queda oculta en el pliegue palpebral por lo que prácticamente no se nota. En caso de que exista una mínima ptosis o caída del párpado también se puede aprovechar la misma cirugía para reparar el músculo elevador del párpado superior, mejorando la apertura ocular y devolviendo la simetría a la mirada. La cirugía se asiste con la tecnología de láser CO2, que nos permite vaporizar los tejidos con mínimos sangrados y menos inflamación, lo que se traduce en una recuperación más rápida del paciente.
Blefaroplastia inferior: se realiza a través de un abordaje subciliar (en la piel por debajo de las pestañas) o transconjuntival que se hace por dentro del párpado, por lo que no queda cicatriz visible externa. A través de dicho abordaje se extraen las bolsas grasas con la ayuda del láser, lo que reduce el sangrado y las complicaciones, acortando el tiempo de recuperación pues produce menos inflamación que la cirugía convencional con bisturí eléctrico. La piel sobrante se trata mediante un resurfacing con láser, lo que causa un retensado de la piel, devolviendo el aspecto juvenil que tuvo antaño. En ocasiones es necesario añadir una cantopexia, que es la fijación del borde externo del párpado inferior al hueso orbitario, para darle tensión y evitar que “cuelgue” o se produzca un ectropión.
Solicita asesoramiento espercializado si necesitas resolver alguna duda o quieres llevar a cabo tu tratamiento
Hospitales Universitarios San Roque pone a tu disposición un equipo de profesionales que atenderán todas tus consultas